Regreso a casa
Siendo yo una persona que salí del seno de mi hogar a temprana edad, sé a ciencia cierta, lo que significa estar lejos de casa (por mas mala que esta nos parezca). A veces, a los jóvenes no da por pensar que nuestro hogar es lo peor q existe, que es un castigo divino estar ahí y que hay siempre un lugar mejor donde poder estar; Donde no te molestan, donde no hay ordenes ni reglas, ni hermanos mayores abusivos y la comida fluye por obra y gracias de Dios....pues bien mis amados déjenme decirles algo: ¡Ese lugar no existe, en esta tierra!
Por
mucho tiempo, yo me moleste porque mi madre me ordenaba hacer algunos
quehaceres de mi casa como: arreglar mi
cuarto, lavar la losa, sacar la basura, bañar al perro, hacer la
comida, etc. Me quejaba por todo,
por la comida que no me gustaba, porque la ropa que me compraban no era como yo
quería, porque me levantaban a las 9 de la madrugada a hacer aseo, Jejejjee...
En fin. La pasaba terrible en mi casa con 3 comidas al día, más refugio, ropa y
amor. Pero terrible!
Un
día decidí irme a vivir con una amiga a sin el verdadero consentimiento de mi
madre. Ella no estaba de acuerdo pero como yo ya era grande, simplemente lo
aceptó. Yo
me fui, pensando que tenía el mundo a mis pies… feliz sin nada que me
atormentará; con la única obligación de pasarla bien.
La
pase bien, sí. Por un tiempo, fiesteé, comí, dormí y tenía muchos
"amigos".
Hasta
que un día no hubo dinero, ni comida, ni amigos. Pase hambre, habían días que
solo comía una galleta y si contaba con suerte alguien me invitaba a comer.
Fui
extrañando esa "mala" comida que hacia mi mamá. Comencé a verme solo
y olvidado por todos los que decían ser mis amigos. Con mi amiga ya no teníamos
para pagar el arriendo porque casualmente nos quedamos sin empleo ella y yo.
Así que pronto nos echarían a la calle.
Un
día mi mamá me llamó y me dijo que volviera a mi casa que estaba ubicada en
otra ciudad. Y no quise porque no quería llegar derrotada a mi casa, ¡eso
nunca! Pero todo empeoraba cada día; Más hambre y menos dinero, hasta que rendí
mi orgullo y decidí volver.
Cuando
llegue a mi casa mi madre no me reconoció, yo estaba muy delgada y demacrada, había
lágrimas en sus ojos y me abrazó y me dio la bienvenida más calurosa que pueda
haber. Sentí en sus brazos ese confort que no hay en ningún otro lugar, ese que
te dice: "Estas en casa; descansa que es aquí donde perteneces"
No
me hicieron fiesta ni me dieron anillos ni mataron los mejores becerros. Esa es
otra historia jajajaja, pero sí me comí el mejor arroz con carne y jugo de
tomate de árbol que jamás haya podido probar.
¡Hacia
tanto no sentía ese calor de hogar! ¡Es maravilloso! ¡Me sentí viva otra vez!
Sí,
mi madre mortal me abrió las puertas de su casa sin importar lo que hubiese ocurrido,
¿Puedes imaginar al Padre Celestial que es Todo amor?
Pues si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!
Mateo 7:11
ÉL
JAMÁS CIERRA LAS PUERTAS DE SU CORAZÓN, SIEMPRE ESTÁ ESPERANDO QUE RECUERDES
QUE TIENES UN HOGAR Y UNA MESA DONDE SENTARTE A COMER. NO IMPORTA LO QUE HAYA
PASADO.
EL PADRE DICE:
VUELVE A CASA, DESCANSA EN MÍ Y ALIMÉNTATE BIEN, YO RENUEVO TUS FUERZAS, LUEGO
ARREGLAMOS LO QUE HAYA QUE ARREGLAR... SIMPLEMENTE VUELVE, QUE YO ME MUERO POR
ABRAZARTE Y DECIRTE QUE TE AMO Y QUE TE HE EXTRAÑO TANTO.
Bendiciones!
Carolina Suarez
Carolina Suarez
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