EN MI DOLOR ESTÁS TÚ
¿Quién no ha sufrido dolor en la tierra?
El
dolor físico es algo que experimentamos desde bebés y continúa así toda la vida
hasta la muerte, el hambre duele, tener hijos duele, las enfermedades y muchas
otras cosas causan dolor, quizás dolores fuertes y otros no tanto, pero al fin,
dolor. Cuidamos de no hacer algo que lo cause, y si no podemos evitarlo
simplemente buscamos como disminuirlo, remedios, pastillas, plantas,
tratamientos ayudan a aliviar dicho dolor. Sin embargo existe un dolor mucho
más intenso, un dolor algunas veces eterno, en algunos se esconde, en otros
resalta, ese que no se ve ni se palpa; aquel dolor del alma.
Las
diferentes situaciones en la vida, momentos difíciles por los cuales se pasa,
como la muerte de un ser querido, un amigo, un familiar, la pobreza que de
niños a muchos nos arropó, el abandono de papá ó mamá, (ambos), no encontrar un
empleo, las duras palabras que sin amor fueron dichas, se han convertido en
heridas que sin pedir permiso llegan a causar mucho más dolor que aquel dolor
físico. Nos han roto el alma y es allí donde pensamos que no somos nada, que no
tenemos propósito, que aunque decimos tener “amigos” no tenemos a nadie,
estamos solos. El dolor, sufrimiento y soledad se hacen nuestros mejores
aliados, las lágrimas no dejan de caer y viene la pregunta ¿Por qué a mí? ¿Por
qué tenía que pasar así? ¿Por qué en ese momento? ¿Por qué? ¿Por qué? ¡¡¡¿Por
qué?.!!!
¿Cómo podríamos sanar las heridas del alma? ¿Cómo aliviar el dolor que por años nos ha carcomido las entrañas? Sólo Dios. Si estás leyendo esto, oye, Dios quiere que lo sepas, no fue suerte ni casualidad que seas tú, él hizo que escribiera esto pensando en ti, en tu corazón, en tu situación, a fin de que no mueras con el alma rota y en pena, sino sana y a salvo para él. Dios te ama y quiere que sepas que te entiende más que a nadie, que como muchos en la tierra él también vivió en carne propia el dolor y el sufrimiento, la soledad, la traición, el abandono.
La Biblia dice: “Porque
no tenemos un sumo sacerdote que sea incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo… Así que acerquémonos
confiadamente al trono de la gracia…”
Hebreos 4:15-16
Jesús conoce tu
pasado, tu presente y sabe lo que has vivido, pero hoy quiere decirte que te
entiende, que te ama, y que puedes venir con confianza ante su trono, hacia sus
brazos; que él desea curar todas y cada una de las heridas, sanar tu dolor y
hacer de ti una mejor persona, una persona feliz, que cuando mire a su pasado
siempre vea la obra de Jesús, su sanador. En el dolor y en el sufrimiento allí
está Jesús, no nos engañemos pensando que no vamos a tener más dolor, por el
contrario vamos a seguir sufriendo pero hay una esperanza.
Jesús dijo:“…En este mundo tendrán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al
mundo”
Juan 16:33
Tendremos problemas, tendremos dolor, pero él ya
lo ganó todo, con él estamos seguros, su mano de amor estará siempre presta a
socorrernos, limpiarnos las heridas y darnos fuerzas para seguir. Nunca olvides
que en tu dolor está Jesús. Acércate a él hoy.
Marcela Sandoval
Marcela Sandoval
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